Del dato disparador al lugar de los hechos

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Convoca reveló en la investigación global Panama Papers, la operación secreta de la minera Volcan y una de sus empresas offshore, usada para triangular la compra de terrenos para el megapuerto de Chancay (Lima). Conoce cómo se trabajó esta investigación

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Por Aramís Castro

Entre los más de 11 millones y medio de documentos a los que accedió Convoca en la investigación global Panama Papers, hubo un grupo de archivos vinculados a la empresa minera Volcan, compañía con más infracciones ambientales en una década en Perú. La filtración de los documentos del estudio panameño Mossack Fonseca permitió conocer otras empresas offshore creadas por directores de la minera en paraísos fiscales. Decenas de correos electrónicos y documentos en formato PDF marcaron el inicio de la investigación.

Convoca, con experiencia en la investigación a compañías de las industrias extractivas, decidió profundizar en el caso de Volcan luego de realizar una primera búsqueda de empresas mineras y petroleras en la plataforma que alojaba toda la información de los Panama Papers. El criterio de búsqueda se hizo a partir de rankings publicados en reportajes de la serie investigativa ‘Excesos sin castigo’ en los que se daba cuenta del nivel de incumplimiento de las obligaciones ambientales de estas empresas. Así, se ingresaron los nombres de las compañías, sus directivos y las direcciones de sus oficinas.

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'Investigar a las offshore era como intentar abrir una caja fuerte sin tener la clave', afirma. Ingresar a esa 'caja fuerte' le permitiría entrar y conocer qué secretos guardaba.
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Los resultados arrojaron que Volcan era la minera a la que principalmente se debía mirar y no solo por un resultado en el buscador: por lo menos nueve sociedades creadas por el bufete panameño Mossack Fonseca en paraísos fiscales aparecían vinculados a accionistas de la empresa que opera en Junín y Pasco. El periodista a cargo de la investigación, Gabriel Arriarán, sabía que estas compañías offshore se “habían creado para ocultar algo” y que el reto era responder para qué se usaron.

Sin embargo, durante el proceso se debía entender cómo funcionaba el sistema de las offshore. Lecturas constantes y reuniones con especialistas fueron fundamentales para que Arriarán comprendiera la dimensión del caso. “Investigar a las offshore era como intentar abrir una caja fuerte sin tener la clave”, afirma. Ingresar a esa “caja fuerte” le permitiría entrar y conocer qué secretos guardaba.

Rastreo de evidencias

Después de tres meses de reporteo entre reuniones y llamadas telefónicas, un dato disparador apareció frente a los ojos de Arriarán: un nombre parecido a una de las empresas offshore que venía investigando se encontraba, junto a una cifra de ocho millones de dólares, en uno de los estados financieros de Volcan. A partir de este nombre –y ya con los conocimientos adquiridos sobre el sistema offshore– el rastreo de evidencias se intensificó y aparecieron nuevos personajes. “Fue la llave para abrir la caja fuerte”, recuerda Arriarán.

Ese dato inicial dio un giro a la investigación. El reporteo se trasladó a un puerto de Chancay, en las afueras de Lima, donde a partir del cruce de información, entrevistas y acceso a más documentos a los que se accedió por fuentes propias, se encontró que la construcción de un megaproyecto se había aprobado a espaldas de un pueblo de pescadores que se oponía al proyecto por temor a que se contamine su bahía. Detrás de esta operación secreta se encontraba una de las offshore de Volcan que había servido para adquirir los terrenos donde se levanta parte de esta gran obra.

La investigación evidenció que los “tentáculos del poder en el Perú”, según palabras de Arriarán, no solo se encontraban enterrados en Lima sino también en “paraísos fiscales, en una empresa de fachada en Islas Vírgenes o donde sea”.