UN MÉTODO QUE ATRAVESÓ LA GRAN MURALLA DEL BANCO MUNDIAL

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Convoca conversó con Sasha Chavkin, reportero principal de la investigación que reveló cómo el organismo internacional estaba implicado en el despojo de tierras de millones de personas. La serie ganó recientemente el premio de la Online News Association en la categoría periodismo de investigación innovador.


Por Miltón Lopez

El 16 de abril último, más de 20 medios de comunicación a nivel mundial publicaron, en simultáneo, una investigación que involucraba al Banco Mundial y a su ente prestamista, la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), en el financiamiento de proyectos que desplazaron a miles de personas de sus tierras. Y a otras miles que fueron afectadas en su medio de vida.

La investigación había comenzado un año antes, cuando el periodista estadounidense Sasha Chavkin y el editor general Michael Hudson, junto a más de 50 periodistas de los cinco continentes, accedieron a la base de datos del Banco Mundial y contrastaron los primeros hallazgos con documentos, exfuncionarios y técnicos del organismo mundial, creando así un estándar de información, “porque entender los datos lo más pronto posible es lo más importante”, afirma Chavkin.

Este “método consistente”, como lo califica Chavkin, revelaría un patrón: el financiamiento de múltiples “proyectos de desarrollo” que quitaban la tierra a habitantes de diferentes partes del mundo. Luego de un año de trabajo publicaron “Atrapados por el desarrollo”, una serie de reportajes que descubría cómo se financiaba “proyectos para el progreso” al margen de las personas que habitaban desde mucho antes en estas tierras, y en algunos casos, incluso sin que existiera un plan para reubicarlos.

Chavkin es miembro del Consorcio Internacional de Periodistas (ICIJ), que reúne a un grupo importante de los periodistas de investigación más destacados del mundo. Él contó a #ABCDatos cómo se realizó de principio a fin esta investigación que confrontó la base datos del Banco Mundial con otras fuentes.

Todo comenzó cuando Sasha accedió a los reportes del Defensor del Pueblo del Banco Mundial, que supervisa la actividad de los funcionarios del banco, investiga denuncias y da recomendaciones. Chavkin observó que existían denuncias de comunidades desalojadas por proyectos de hidroeléctricas y monocultivos, entre otras actividades económicas financiadas por el Banco. “Existían docenas de casos así”, dice Chavkin, y a esto se sumó reportes de la prensa local y de organismos no gubernamentales. Existían antecedentes sobre esas historias que “si bien llamaron la atención, nadie las había investigado por completo”.

Así, desde julio de 2014, el equipo de reporteros bajo la coordinación de Chavkin descargó más de 6600 documentos oficiales del Banco Mundial sobre reasentamiento involuntario. “Sabíamos que el Banco Mundial tiene que hacer reportes, pero no cuenta la totalidad de casos”, detalla Chavkin. Ese fue el principal desafío: trabajar con datos parcializados de este organismo y buscar fuentes dentro de la organización. Ante esta dificultad, el periodista contó en un hangout que organizó Convoca para América Latina el jueves 1 de octubre, que lograron romper la muralla del Banco como quien pela una cebolla: en la primera etapa se buscó a expertos de la sociedad civil, éstos a sus vez conectaron a los periodistas del ICIJ con ex funcionarios del Banco y ellos con técnicos que trabajaban dentro de la organización. En forma simultánea, la periodista Cécile Schillis-Gallego, se encargó de construir y analizar un registro completo de datos de los casos investigados.

Para lograr un trabajo colaborativo e intercambio de información entre periodistas de los países involucrados en el proyecto, ICIJ creó una plataforma de comunicación: Odyssey (como la nave espacial de la famosa serie Star Trek). Sasha la describe así: “es un foro que funciona como un espacio”, además que los que integran el equipo “son fanáticos de Star Trek”, dice.

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Accedieron a bases de datos y contrastaron los primeros hallazgos con documentos, exfuncionarios y técnicos del Banco.
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Si bien los datos eran lo sustancioso de la búsqueda, no comunicaban nada sino existían historias que los humanizaran: testimonios de pobladores imprescindibles para Chavkin que “fueron los mismos que encontré al comienzo con los reportes del Defensor”.

Así, como varios de los reporteros del caso, Sasha viajó a las zonas de donde provenían las denuncias por megaproyectos que desplazaban poblaciones sin su consentimiento. Chavkin estuvo en Sudán del Sur, Etiopía y Honduras.

Este último país es el escenario de su reportaje ‘Bañadas en sangre’, que relata cómo la Corporación Dinant, con fondos de la IFC, invadió tierras de campesinos para la expansión de sus cultivos de palma aceitera. La incursión violenta de la trasnacional ha provocado varios asesinatos que han quedado impunes. Incluso Chavkin recibió intimidaciones del coronel encargado de “estabilizar” el conflicto: “si usted va a ese pueblo donde hay campesinos, no garantizamos su seguridad”.

Al principio, el Banco Mundial negó las acusaciones, pero cuando en marzo de 2015, Sasha y el equipo les presentaron los primeros hallazgos y un cuestionario para que el organismo diera su versión, no pasaron más de cinco días para que el organismo diera una conferencia de prensa donde anunciaba que “era necesaria una reforma en el plan de reasentamiento”.

Si bien los funcionarios del Banco Mundial conocían las irregularidades desde 2012, fue gracias a la publicación de los reportajes que decidieron reformar su sistema. La información procesada fue cuantiosa y densa, por eso fue necesario que “todos los periodistas tuvieran que compartir sus hallazgos, pese a que eso no es común en periodistas de investigación”.

La colaboración fue lo principal; los plazos, inamovibles: la fecha de publicación final era el 16 de abril, sin prórroga. Ese día, la publicación se dio en paralelo en medios impresos, televisivos y digitales. Sasha resume en tres pasos generales la investigación: primero, se encontró un sistema roto; luego, se halló evidencia de un problema sistémico; por último, se analizaron las causas profundas. Hay que buscar casos individuales (como el de Honduras), que respaldado por datos oficiales y el contraste con fuentes, probarán un problema en el sistema. Regla básica de la prensa rigurosa. “Ese es el fin de todo periodista, el cambio estructural de un sistema fallido”, explica Chavkin.